Señoras, señores, autoridades presentes, amigos y socios
Nuestra Biblioteca cumple un nuevo aniversario.
82 años de vida institucional… cuyo festejo, nos permite hoy congregarnos, para homenajear, entre otras cosas, la constancia y el esfuerzo de quienes nos precedieron por éste mismo camino.
82 años de vida institucional… que no hubieran sido posibles sin el aporte, el trabajo, la constancia y sobre todo la esperanza, de muchos y buenos vecinos de nuestra comunidad.
En esta ocasión, nombrar a algunos y olvidar a otros, sería cuando menos, una grave falta de consideración que no sabría como perdonarme.
Por esa razón, dejo librado a los recuerdos, experiencias y afectos, de cada uno de los presentes, el nombre de los destinatarios de toda esa consideración, agradecimiento y respeto, que siento por todos aquellos que de diferentes maneras, contribuyeron para que nuestra biblioteca llegara fuerte, joven y vital, hasta el día de hoy.
Constancia y esfuerzo, amor y compromiso, trabajo y dedicación. Esos son los valores que desde siempre hemos pretendido honrar, los que trascienden a los hombres y fundan las instituciones que perduran en el tiempo.
Desde el primer día de nuestra gestión, convenimos en destacar y rescatar esos valores que consideramos pilares fundamentales de cualquier comunidad.
Para hacerlo no tuvimos que buscar muy lejos. Allí nomás, teníamos el ejemplo de lucha de nuestros abuelos inmigrantes, en quienes pudimos ver esas virtudes amalgamadas, puestas al servicio de la construcción de nuestro querido país.
Así es que este año, hemos querido prolongar ese homenaje invitando a cada uno de nuestros eventos sociales y culturales a un grupo de representantes de las muchas colectividades extranjeras que forman parte de nuestra sociedad.
Hoy tenemos entre nosotros, compartiendo nuestro aniversario, un grupo de representantes descendientes de aquellos alegres y sacrificados “Alemanes del Volga”, que han venido a acompañar a un querido vecino y amigo de ésta institución, el señor Carlos Heiland, en un homenaje emotivo y singular, que deseamos prodigar a la memoria de todos los inmigrantes, en la persona de su madre pionera, la señora Simona Recio de Heiland.
Rescatar, con el recuerdo permanente, el ejemplo de estos luchadores anónimos, es la justa retribución que una institución popular como la nuestra siente que se debe realizar.
Construir la identidad comunitaria, desde el reconocimiento de los valores que caracterizaron a nuestros primeros pobladores extranjeros, es algo que nos debemos todos los argentinos. Así como todavía es deuda, la integración y el reconocimiento definitivo, del aporte cultural de todos y cada uno de los pueblos originarios americanos, sin lo cual, nuestra verdadera identidad “argentina”, continuará siendo incompleta.
Hoy es un día especial, hoy nuestra biblioteca festeja sus 82 años de existencia con los descendientes de aquellos inmigrantes que fueron justamente, los defensores más entusiastas de este tipo de instituciones.
En nuestras bibliotecas populares, muchos inmigrantes aprendieron a hablar nuestro idioma, conocieron la libertad de reunirse, de charlar y leer sin condicionamientos ideológicos ni religiosos, experimentaron esa libertad gaucha, informal e irreverente, definitivamente ganada en Ayacucho.
Aquí… entre todos estos libros, aquellos inmigrantes conocieron a Moreno, a San Martín y a Belgrano, se hicieron gauchos al saber de Güemes y como hermanos, sumaron sus intelectos, brazos y corazones al desafío de seguir construyendo esta Gran Nación.
A todos ustedes, muchas gracias por acompañarnos este día.
